miércoles, 30 de diciembre de 2015

Capital.

El pecado
latiente en tus sienes
y en tus labios
(todos)
acechando como un animal herido
enredado en la telaraña de tu deseo
consumiéndote como el fuego a la vela

tic
tac

ZAS

te atrapa
entre sus dientes
sus calientes manos

y tú ni puedes
ni quieres
resistirte más.

Permanece.

Te instalas
en mi taquicárdica alma
en el tembleque de mis piernas
en la humedad entre ellas.

Un taladro en las sienes
o un golpe seco en el pecho
y exhalar,
exhalar en un gemido
todo lo que callo
y mis ojos delatan.

Espalda quebrada
CRACK
y me deshago ante ti
para dejarme hacer todo lo que tú quieras.

Tu ausencia resbala por mis mejillas
y mis ganas bajan hasta mis tobillos.

Mi vello te llama
mis uñas te faltan
y mis ojos no te ven
entre tanta agua salada
de pena y nostalgia,
de culpa,
pecado inocente
que arrasa mi estómago
por contener
una llamada ahogada
que no entiende de palabras.

Me desarropas los sueños
y mi aliento congelado
reclama tu calor,
tus huellas dactilares
escribiendo el pasado
por mis caderas.

Porque el futuro
ya no nos espera.

miércoles, 3 de junio de 2015

Sin medida.

Amas sin medidas. Amas hasta que revientas la caja de cristal que te guarecía, cada afilada astilla clavándose en tu piel, haciendo herida, dejando cicatriz. Y te lames como una perra pulgosa, callejera en el boulevard de las despedidas y de los sentimientos callados que reventaron tu alma en una explosión que brotó por tus poros como veneno de lluvia ácida. Sin límites, sin palabras, sin fechas, sin motivos, sin lógica, sin tempo ni compás. Nada en lo que encasillar todo lo que no puedo mencionar, aquello que se escapa como diminutas gotas de saliva por mis comisuras, por mis piernas, al verte remover el pelo y cerrar la mirada al paso de las estaciones. No quiero decir "algún día te darás cuenta" porque quizás ni yo misma lo llegue a hacer; quizás no sea capaz de reconocerme cuán importante has llegado a ser sin pretenderlo mientras yo lo negaba a cada suspiro de nuestras respiraciones aceleradas; puede que mil cosas te hayan dejado de importar y yo sea tan sólo una hormiguita aplastada bajo el peso de los años, de los miedos, de las pesadillas y las experiencias clavadas como estacas en la espalda, quebrándote el espíritu y el anhelo de la esperanza.

La locura de sentirme nudo entre tus manos, pequeño cobijo para las llagas del dolor y las mentiras acalladas. Mentiras para mi, pequeños regalos ensartados que me he ido haciendo día a día por negarme (te) a reconocer que puedo seguir siendo yo, pero queriéndote a ti. Que me da pánico amar (te) cuando aún no he aprendido a amarme yo y mi corazón es frágil como el diamante y corta, me daña y tienes miedo de que te parta en dos, de cogerlo entre tus manos y lanzarlo a la basura. Y sin querer, sin percatarte siquiera, lo has lanzado todo por la borda. Zasca. Polizón que decidiste que no llegaría a buen puerto por no descubrirlo, por no disfrutar del viaje, con sus mareas y sus tormentas, su sal en las heridas, su calma de brisa.

Hasta qué punto podré no ponerte límites mientras intento imponérmelos a mí misma. Cuándo dejaré de decirte "sí" para empezar a decirme "no" porque necesito que me arropes, necesito que me abraces por detrás y me beses el cuello y sentir que todo va a ir bien aunque nuestro interior esté a punto de explotar por la pasión contenida y los miedos inconfesables. Necesito no esconderme al otro lado de la cama, no sentir que me miras como un foco descubriéndome en la oscuridad, interrogatorio a todas mis creencias y convicciones.

Amar sin medida, sin rumbo, sin cauce, sin dirección. Con los ojos cerrados y las manos atadas a la espalda, sable en la boca y la congoja galopante en el pecho al no saber tu próximo movimiento.

Quizás no sepa amarte de otra forma.
Quizás simplemente, no pueda amarte de otra manera. Quizás el ímpetu de tus sienes sólo invita a esto, a que te escurras entre mis manos y por el sudor de mi espalda y te vayas, te vayas como el cauce del río que no tiene más remedio que ir al mar, a la Libertad, al Adiós.

Y tu corriente yo sigo...

lunes, 4 de mayo de 2015

Estaciones.

Tengo pétalo de alma
resquebrajado
frágil
quebradizo
vuela con el frío viento
de una primavera
que solamente le dibuja
negativas a sus contornos.

No,
no,
no.

Quizás alguna otra flor
carmín
salvaje
diferente en tallo
perfume
tacto
moje tus labios
llene de rocío tus ojos
de felicidad tus manos.

Felicidad.

Y vuelo
vuelo
vuelo
me dejo llevar
para contemplarte desde lo más alto
no dejar de mirarte
entre las copas
las nubes
los suspiros lanzados al aire
los "te quiero" sin respuesta
de margaritas marchitas
de amantes solitarios
que deshojan su corazón
en cada verso
cada beso
cada abrazo
cada llanto
cada esbozo
cada súplica.

Mi alma errante
mi corazón menguante
encogiendo su ahogo en cada latido
deteniendo el compás
del tiempo que pasa sin demora
invierno,
primavera,
verano.
Y yo anclada en un otoño
de piel suave
mantas cálidas
orejas pequeñas
manos entrelazadas
ojos enamorados.

Primavera.

Y en mi interior, gélido invierno
hiel
sangre
escarcha
te clavas como el granizo en las sienes
me ahogas
huracán de dolor
y mis disculpas
licuadas
entre las gotas
de mi redención.

Y tu perdón.

Y tu adiós.


miércoles, 18 de marzo de 2015

Casi del todo.

He abandonado mis dedos
sobre tus caderas
libres
bailan un vals sobre tus ganas
y mis palabras calladas.

He escondido mis labios
en un cálido hueco de tu cuello
y la saliva lo envuelve
y le dibuja sueños
apoyado sobre la almohada.

He secuestrado mi lengua
entre tus ojos
que me mandan en silencio
con un brillo profundo y sutil
que sabe decirme
lo que tu vientre quiere.

He pegado mi espalda
a tus huellas dactilares
para hacerme código de barras
y que sólo tus dedos
puedan leer todos mis oscuros
y profundos sentimientos.

He colgado mi suerte
entre tus temblorosas manos
que me hacen resbalar
y sólo me rescatan
en el último momento
cuando estoy a punto de marcharme.
Lejos,
para siempre
porque nunca te tuve del todo
porque jamás nos tendremos
en el aire
gas antinatural
que nos droga
y nos ahoga.

martes, 17 de febrero de 2015

Ambigüedad.

Entras
con el frío de la calle
emanando de ti;
contándome
no sé que de tu interior
alguna puta excusa
con olor a hielo y a hiel
que si algo de tu soledad
y tus pocas ganas de ella;
quizás también algo
de sus labios
que si un abrazo
que si un polvo
que si una hostia.

Me miras
con una sonrisa lánguida
dibujada en tus pestañas.

Me tocas
como quien se corre por primera vez.

Me olvidas
como un amor de verano
que no recuerdas
ni perdura.

Te muerdes el labio
y mi sangre caliente
brota otra vez
para lamerte
para empaparte
para borrarnos del mapa
y que las dudas no nos encuentren.

Quizás algo de ella otra vez
quizás algo del ayer
quizás pánico del mañana
y yo,
arrancarte pesadumbres
como tu ropa
caen al suelo;
te rozo el alma
con la punta de mis dedos
me arrodillo ante tus miedos
los hago míos
los entierro bajo mi piel
me los follo
y los resucito.

Como abejas con licor de miel
y de rebeldía
ninguna norma
ninguna anarquía
más que la de nuestros dientes
chocando contra el muro
de los sentimientos no dichos
ahogados.

Me revuelves el pelo
con tus ojos de lucero
tu media sonrisa
el brillo de tu espalda
y una casi verdad fatal
muerta.

Sudor ardiendo
impregnando mis memorias
de horas que cabalgan como caracoles
y siento a raudales sobre mi pecho
lleno de lodo
de peces
gravedad maldita de tus brazos
sobre mi nuca;
nos hundimos como dos gatos
en la oscuridad de un callejón
nos aullamos
nos arañamos
a ver si sacamos algo de calor
algo en claro
para verter sobre la alcantarilla
todos los orgasmos que te rezo
que las estrellas vigilan
que la noche nos come
nos muere
nos acoge.

Que todo lo callado
grite entre las sábanas
nos haga terremotos
nos golpee
nos cree una realidad
llena de primaveras sin regar
y nosotros como agua
sobre tus piernas
sobre mis mejillas
entre las manos
entre los sueños
de hienas de ojos azules
de tristeza
carroña del día a día.

Que no hay forma de terminar esto
que nunca ha empezado
de sol derramado sobre tu ombligo
de calor en tus axilas
de tus ojos en blanco
y suspiros en tu pecho.

Yo como un efluvio de ardor
derrito las arterias de tu locura
nos deshago en pesadillas
de laurel de veneno
que mata
que no muere
que ama
pero también hiere.

lunes, 16 de febrero de 2015

Dos.

Tus lágrimas colmando el mar,
mar que baña las estrellas
y ahoga el reflejo del sol.
Sangre sobre el horizonte
y tú como una nube
chorreando el miedo entre las manos.

Garganta apretada,
cabeza como meteorito
que revuelve el eje
de la existencia sin orden ni sentido.
Sin normas,
subir o bajar
o todo del revés.

Volcar el cielo en un huerto,
las semillas volar
y respirar el miedo negro
de cabrón
hollín en mejillas sonrosadas
de uñas manchadas
para excarvar en agujeros
de acantilados rotos por las olas bravas
de tus deseos.

Verte con los ojos en blanco
por mirar mi mente
por atisbar mis pensamientos
que se clavan en mis iris como alfileres
y te devuelven la torva sensación
de que alguien más se esconde
en mi interior.

domingo, 8 de febrero de 2015

Dentro de mí.

Tengo algo así como una termita
aquí
por dentro moviéndose
me come y se guarece en mí.
Me remueve a mí, que soy su cueva
y yo la odio a ella, que es mi huésped.

Aún no le he puesto nombre;
a veces, se me parece nostalgia
otras en cambio, ímpetu atrapado.

Muta y se transforma
para no darme tregua.
Mariposa y la cazo
y entonces, lombriz que se cuela por la red
y se hunde en mi pecho.
Otras, pájaro de alas grandes
y garras fuertes clavadas en mi espalda
que me eleva para dejarme contemplar
el horizonte más allá de la jaula de mis ojos
para después, dejarme caer y que la gravedad
me rompa en mil pedazos.
Y tenerme que volver a curar
mientras ahí, su ojo brillante, me vigila paciente
lamer mis heridas y encajar las piezas sin pegamento
y con miedo.

Es como un torpe duende
martilleando mis costados
intentando ponerme en horas
tic, tac
y yo un cuco que no sigue el compás.

Otras, polvo de hadas
sobre mi pesado cuerpo
levanta mi espíritu
y me corona en la noche estrellada.

Muchas, dos fieras peleando en mi estómago
sin maldad
sólo por naturaleza
arañando mis recónditos huecos
jugando con mi alma
como si de una pelusa se tratara.

Dos u ochenta.
Tantos segundos como tiene una vida
arrancada de la tierra antes de tiempo.
Pero yo florezco
a pesar de todo, florezco
y mis pétalos son míos
no un juego en un parque por amor
y mi tallo se erige orgulloso
se dobla pero no se parte
sangra y renace.

Raíces soberbias, grandes y pequeñas.
Raíces de rabia.
Raíces rabias.
Raíces llenas de termitas.
Raíces llenas de esperanza.

Cara o cruz.

Me olvido de que existes y entonces, aún puedo caminar; entonces me río, bailo y me tropiezo y vuelvo a volar. No pienso en ti, en qué harás o sentirás. No recuerdo tu mano en mi nuca y tu cadera chocando contra la mía; ya no me saben las manos a tu saliva ni tengo tu olor pegado a las sienes. Depurada de ti, limpia para otras miradas, otras camas, otras palabras. Pura sin la boca manchada por tu sucia lengua, las bragas secas en tu ausencia y el latido calmado.

Pero todo es mentira, es una burda realidad paralela que se intenta colar por los poros de mis senos, siseando hacia mis oídos como una culebra diciéndome: "eres libre, eres tuya, eres única, no le sientes". Pero sí lo hago. Inconscientemente, mi pelo se revuelve hacia donde estás tú, el estómago me da una punzada de rabia si me corro y siento tu orgasmo caliente dentro de mí; si veo que has visto lo que ya vi, si piensas aquello que ya soñé y no te confesé. Porque esas cosas, se saben. A veces hay conexiones imposibles de entender; ni de romper. Hilos que vuelven a tirar de ti y te hacen perder de nuevo la cabeza, perder de nuevo el control. Ese cuerpo, esa mirada felina.

"Hasta aquí", te dices. Tu aullido no me hará temblar otra vez, no me humedeceré los labios recordando tus dientes en mis pezones, no perderé el aliento con mi cabeza apoyada sobre tu pecho mientras me cuelgas los sueños en el pelo y me abres tu estómago por la mitad, invitándome a echar un vistazo en el obscuro y profundo agujero de tus secretos. No querré colarme entre tus dedos y que me deshagas a tu antojo. No te diré: "todo, conmigo puedes todo". No sentiré un alfiler en el pecho cada vez que me recuerde que "ya está bien". No me recitaré cada noche las normas para no enamorarme de ti ni me hará falta poner diques a mis manos sedientas de tu espalda arqueada.

Dos peces en una pecera que se encuentran queriendo y sin querer. Que aman el agua pero echan de menos el océano infinito. Y ojalá juntos allí, sin límites, sin control. Agua limpia y clara para despejar las mentes, las voces, la realidad.

No, no, no. Volvemos a empezar. VUELVO a empezar. No te quiero y mucho menos, te necesito. Aquí hay una mentira y una media verdad, pero a veces parece que ambas fuesen de la mano. No quiero sentir eso. Como si la nieve pudiese quemar y fuese un copo entre tus manos.

Pues eso. Hay muchos momentos en que sólo soy yo, con mis alas y mis derrotas. En los que se me olvida que quiero volar, sí, pero contigo. Y así sigo, de momento a momento. De "ya no más" a no poder controlar mi lengua sobre tu cuello, mis ganas de resbalar sobre ti y salpicarte la ambigüedad a la cara. Que estalles y que tu miedo también estalle. Explotar juntos y del caos, nacer dos estrellas. Brillo en tu ojos y en los míos que no se puede ocular. No me conoces, pero lo haces.

Como dos desconocidos que no se piensan, que no se quieren, que no se necesitan. Como si sólo hubiese una cara de la moneda. Y hubiésemos tachado la cruz para no verla.

viernes, 6 de febrero de 2015

Tan mujer.

Tan linda y tan pura
con todas tus curvas,
tus aristas
tus salientes
tus vértices.
Con tu piel suave
las arrugas en las comisuras
el quiebro en las vocales huecas
y tus frágiles y afiladas uñas.

Tan salvaje y tan niña
con todas tus cascadas
tus corcheas rotas
tus pequeñas manos
tu fuerte espalda.

Tan etérea y tan humana
con todos tus recovecos
esparcidos por la alfombra,
con tus sueños colgados sobre tus cejas
aquello que tu corazón calla
rugiendo en tus entrañas.

Tan loca como la cuerda de su guitarra
tan cuerda que tiende sus anhelos en el patio.

Carácter duro, piel escudo.
Alma indomable.
Muñecas atadas.
Mente bajo el yugo de los deseos impuestos.

Tan ayer y tan mañana
con los mismos miedos y muchas esperanzas
con el puño en alto escondido bajo el trapo
con el amor liberado por el bolígrafo.

Tan miedo y tan luchadora
tragando saliva para no herirte
y con cada gota se va envenenando.

Tan abierta de piernas
y tan cabeza gacha.

Tan de aquí y tan de allí.
Madre e hija,
pero de nadie más que de ella misma
y de todos, por indiferencia.

Tan sangre entre las manos y entre las piernas
como la mirada que baja porque ve demasiado
como la sonrisa fuerte que oculta el despecho
como amor sin querer atarse
como callar lo que de verdad siente.

Tan trabajadora y tan incongruente
lanza piedras en su camino
y carga con mil moldes donde encajar.

Tan carne y tan real
que no cabe en trozos de papel tintado.

Mujer sola y acompañada
mujer del hoy y de algún día
mujer torturada y menospreciada
mujer amada y adorada
mujer que siente y grita
mujer que todo espera y nada aguarda.

miércoles, 28 de enero de 2015

Tarde.

Se ha hecho tarde,
para ponerte las bragas
limpiar tus labios
y pintarlos de carmín,
sonreír forzosamente
y alzar la cabeza.

Se ha hecho tarde,
para los versos de tu garganta
para ese tercio de cerveza
que espera paciente en alguna barra
de algún bar.

Se ha hecho tarde,
para morderme las ganas
y exhalar el alma a tu oído
para llorarte en la hora bruja
y hacernos volar.

Se ha hecho tarde,
para fingir miradas huecas
limpiar su saliva de mi cuello
o mis sueños impregnados en la almohada.

Se ha hecho tarde,
para cambiar de disfraz
ocultarme en la noche
robar un beso en un portal
y que las mariposas tiemblen en el estómago.

Se ha hecho tarde,
para soñar con el horizonte
y creer en las moralejas de tus cuentos
para intentar ser normal
y no quien se desangra.

Se ha hecho tarde,
para guerreros y príncipes
de historias de nunca acabar.


Se ha hecho tarde
para volver a amar.

miércoles, 21 de enero de 2015

Tormenta.

Y entonces
las lágrimas pesan como cataratas
el caudal de la congoja te inunda el pecho
y la sal, araña tus entrañas;
surcos por tus mejillas
una tormenta que reverbera explosiones en tu garganta
ojos centelleantes llenos de sordos relámpagos
truenos apagando el anhelo de tu voz.

Saudade que se sabe,
ancla en tu boca,
refugio entre tus dientes,
se acurruca en tus clavículas
te hace forma como figura de barro
y te deshace con la humedad de la melancolía.

Todo se apaga,
cuerpo paralizado,
voz seca, apática,
voz que no sale
y sólo el torrente habla.

Te grita ensordecedoras verdades
te agita en su lecho de calma gris
te vuelve nube y te deja caer,
como gota estrellada contra el sueño.

Frío y calor luchando en tu nuca
reptando como un escalofrío para coronar
la cima de tu pena.
Citogénesis estancada resbalando por tus manos
palabras que se escurren por miedo y coraje
flores secas en tu pelo
un candado en el corazón
y el lobo, aullando en su interior.

Soy.

Como yo soy
tan loca y tan cuerda como una canción
en labios secos y con bragas mojadas;
andar descalza
reír demasiado alto
querer sin pensar
hablar rápido
enredar el pelo
toda mi calma hacerte estallar.

Como yo soy
ingenua de mirada limpia
sueña anarquías con su compañera
deshace nudos con los dientes y un papel
y pinta águilas en la ventana.

Llorar con cada clave de sol
obsesionada con un mundo mejor
aciaga
taciturna
vespertina
con los ojos tintados
y las manos pequeñas.
Dulces secretos irreverentes
cerebro agujereado
corazón que se sale del pecho
irónica
confusa
perdida
y hallada.

lunes, 19 de enero de 2015

Por encima de todas las cosas.

Ámate por encima de todas las cosas.

Ama tu cuerpo,
ese cuerpo que te sostiene y mantiene,
miles de engranajes funcionando al mismo tiempo
estructura retorcida que da cobijo a su alma;
huesos, músculos, vísceras, sangre
todas tuyas y todas para ti,
andamiaje para tus sueños y deseos
pequeñas células que laten sin que lo notes
para que tú puedas continuar siendo.
La combinación perfecta de agua y sal,
de activación y sumisión
y tú, qué haces con él:
lo juzgas, lo miras, ignoras sus súplicas,
lo maltratas, lo subestimas.
Que sea perfecto,
sin darte cuenta de que ya lo eres
porque estás viva
porque tu cuerpo será el último que te abandone,
aguantará dándote aliento hasta el final.

Ama tu mente,
respeta tus malos pensamientos y tus obsesiones,
guarece tus  miedos  y acéptalos como hijos, tal como son,
y cuando llegue el momento, déjalos ir;
tus sueños y tus anhelos revoloteando por dentro de ti,
insuflándote coraje y fuerza
y tú empeñada en enterrarlos
bajo el lodo de la indiferencia;
tus impulsos sobrevolando tu conciencia
como buitres
carroña de la esperanza
que no, que no debe morir,
debe perdurar hasta el último parpadeo.
Y tú, látigo en mano, castigándote,
torturada y afligida por ser como no quieres,
por no rendirte
por "no poder soportar".

¿No soportas estar viva?
¿Te miras al espejo y te juzgas?

Desprecio para cada milímetro de ti
que palpita lleno de energía y furia.

Si me duele el pie, ya no lo quiero.
Si me llora el amor, odio el beso.

Y el pie sufre contigo, pero no te abandona.
Y el amor te tiende sus alas, aunque estén rotas.

Por favor, ámate por encima de todas las cosas.

viernes, 16 de enero de 2015

Quién.

Quién fuera Julio Verne
e ir al centro de tu ombligo,
colgar de tu pelo de lianas,
saltar por la cascada de tus labios
y escalar por tus lánguidas pestañas.

Quién fuera trovador
y contarte historias sin rendición
ni redención para el traidor a mi libertad,
de corazones a los pies de un acorde de sol
o de polillas que cabalgan sobre mi lomo,
luces que secuestran los iris
y manos que recogen el lodo que deja el amor.

Quién fuera capitán
y adentrarme en todas tus tormentas
lucharte con versos,
ganarnos a golpes de sal y pasión
como Nemo adentrado en tu vientre
buscando hasta los abismos de la sinrazón,
las ballenas de tus dudas dándome la espalda
y echar el ancla en alguna voz que te cuente.

Quién ladrón de cuarenta,
usurpar el trono de tu pecho que ocupa la locura
expropiar tus manos del ardor
de que la vida es breve y se acaba,
los charcos de tus salientes
el ácido de tus esquinas sabor tequila,
sal y limón sobre la herida,
y tu perfil en fuga y captura.

Quién fuera Silvio,
hacernos canción
guardarte como lírica y guitarra
en eses escondidas entre las ganas
que aprieto con los dientes.

Quién fuera
para ti, mi yo;
para mí, entera tú;
bastarnos y cansarnos
y volvernos a necesitar
para batir las alas
impulsar el vuelo
echar a correr
y nunca mirar atrás.


martes, 13 de enero de 2015

Del revés.

El sombrero ha perdido la cabeza
el caracol no arrastra su casa
las huellas sin sus dedos
la corona sin su oro.

Las nubes se han caído del cielo
el capitán ya no tiene ejército
astronauta con gravedad
suspiros sin calor
tinta sin pluma
y pétalos sin una flor.

Estrellas que ya no tienen constelación
amor sin corazón
ojos sin lágrimas
la risa que sucumbe al silencio.

Compases destruidos en una canción
versos sin odas
labios sin boca
mente sin cuerda
reloj sin tiempo.

La esperanza ha perdido el color
el océano ha vaciado su sal
la hierba ha renunciado a su humedad
la libertad sin raíces
gozo sin alma.

Hijos sin madre
nostalgia que no encuentra abrazo
rayo sin tormenta
bermudas sin su triángulo.

Lágrimas sin tristeza
pecho en un dolor
un abismo en la miel de mis uñas
un mundo en la estela de mi pelo.

Ilusión desarraigada
nómada en mis letras y recuerdos
los pedales que ya no doy para alcanzarte
el horizonte que se queda atrás.

Locura que ha perdido su naturaleza
y se desdobla como un imago
de ti mismo
y todo es posible.

Sombra.

El helado viento me da de lleno en el rostro, cortante y seco, como un látigo, mientras los rayos del sol esbozan siluetas en mi pelo y me desvuelven algo de calor.  Opuestos que se integran para conformar una sola sensación. Odio el frío, nunca me ha gustado y menos, tener que hacer recados y vida diaria con él. Camino por el boulevard con paso agitado, como si tuviera prisa por llegar a algún lago o huyera de alguien. Pero de tu propia sombra no te puedes desprender.

Observo a los demás en sus quehaceres: desconocidos que se besan, desconocidos que trabajan, desconocidos que lloran, que sueñan, que miran, que ignoran. Y otra desconocida que me acompaña. Historias detrás de cada uno de ellos, piedras a su espalda. A veces, me gustaría colarme en las casas de los demás, como en Cuento de Navidad, empaparme de su atmósfera y ver si tienen algo que enseñarme, descubrir los secretos de su corazón. Somos océanos, cada uno de nosotros, profundos y vastos, bellos y aterradores, en calma y en tormenta.

Mis pensamientos me atontan y no vigilo mis pies. Me tropiezo conmigo misma y con la esperanza de verte por aquí; te siento como el aire, cada vez que respiro.

Sola, tengo que estar sola. Pero estar sola significa estar conmigo misma, con todo lo que pude haber sido y con todo lo que creo me gustaría ser. Mi alma es como un cuadro de Monet: según lo miras, cambia, muta, se transforma; puede ser la armonía perfecta de colores y luz o tan sólo manchas enmarañadas, sin sentido, irreproducible caos. Mis yoes y yo y la imagen de lo que no fui.  ¿Cómo puede doler algo que ni siquiera existe? ¿que jamás lo hizo? A veces es peor lo que nos imaginamos que la propia realidad. "¿Y si...?" Cargamos miles de millones de posibilidades sobre nuestros hombros.

La risa de un niño me saca de mi ensimismamiento; juega en el parque, manos sucias y alma limpia. ¿En qué momento se trunca todo? Personas, muchas, demasiadas. Imagino sus historias: quienes son felices a pesar de haber perdido a un padre, quienes no lo son aun teniéndolo todo, quienes lo serán siempre sin importar lo que pasen, quienes no lo podrás ser jamás.

Efluvios de alguna cocina llegan a mí, olor a manos callosas, a pequeños detalles de cada uno. El característico sonido del afilador en la calle contigua, el camarero con la mano fría de la bayeta húmeda, el trajeado con cara de angustia, las jovencitas que hablan demasiado alto.

Y yo, sola. No triste, sólo decepcionada. Me tengo a mí, a mis alas, a mis ojos y mis manos. Tengo las pinturas y el lienzo. Tener, tener, tener... ¿y cuándo ser? Mi imagen especular me acompaña como un reflejo distorsionado en el agua. Aquello que no existe pero es real, todos tus pensamientos que podrían ser voces de otros, todos tus monstruos. Están ahí. como el dolor del miembro fantasma.

Atravieso una zona arbolada, parece que las ramas me amenazasen a mi paso, como un madre advirtiéndote: "ten cuidado". Hojas que susurran que estás viva y que eso es lo que cuenta. Y hagamos que cuente. El calor de una sonrisa que me espera al otro lado,unos brazos donde guarecerme, una cueva hecha alma. Y ahí estoy yo, esperándome, recogiendo mis pedazos y recordándome el camino que me dicta el corazón.

Y salgo a la luz, a la claridad del cielo despejado, sin sombras. Ahí está mi casa porque mi hogar esta donde yo quiera, existirá cuando me sienta libre y me despoje de los miedos. Miedos que tengo clavados como astillas pero que me quitaré uno por uno y yo sola lameré mis heridas, yo sola me querré y yo sola me cuidaré. No me pidas nada si ves que no puedo dármelo ni a mí misma, no me fuerces porque lo intentaré, porque yo soy así, doy hasta quedarme seca. Y no es justo. Soy una flor y me tengo que cuidar, demasiados pétalos he arrancado ya para ver si por fin salía "sí", hasta que me he percatado de que mis contradicciones y mis posibilidades son sólo mías, sólo para mí, que yo sola cargo con ellas y sólo yo las cuida y aguanta. Y me tienes que aceptar así.

Subo las escaleras y entro por fin: nadie. Y por primera vez, no me importa. Me desnudo en el rellano dejando las prendas resbalar por mi cuerpo, cayendo como la lluvia por mi rostro. Me miro al espejo como una sola piel, como una única y frágil existencia. Atravieso la casa y salgo al patio: los grados congelándome, el viento haciéndome suya. Pero yo soy mía y de nadie más. Y me acaricio, me doy calor, recorro cada centímetro de mí y me dejo llevar por cada diminuta sensación y la explosiono en mi interior. Que mi voz se alce lejos, que mis orgasmos retumben en los oídos y en el pecho de los prejuicios de toda esta ciudad, que mi elixir me devuelva la vida. Y me convierto en fuego y ya nada puede dañarme; mis mágicas manos haciendo Big Bang, mi alma cabalgando entra jadeos.  Etérea, me siento volar, caer, caer, caer hasta el centro de la gravedad, hasta el origen de los sueños, hasta el principio de mi final. Y aparece mi sombra y me hace el amor como sólo mis más oscuros pensamientos conocen; unimos la vida y la muerte y nos rendimos a nuestro destino, nos derramamos y empapamos la tierra con nuestra saliva.

Y de repente, despierto.

Nadie me acompaña en esta noche, pero no me hace falta para volver mis sueños realidad. O mis pesadillas.
La ausencia al otro lado como una amputación, incompleta por haber partido mi esencia en dos. Nunca más. Jamás.

Voy a deshacer en esta cama todas las veces que me hice otra.

lunes, 12 de enero de 2015

Vida.

No puedo más, el calor entre mis piernas busca constantemente tus dedos, tus juguetones dedos que encuentran el punto justo de éxtasis y rendición, mis labios flaqueando mientras te abres paso entre ellos y la humedad te empapa la mano y el alma.  Y la tuya a mí, me da en la cintura mientras muerdo tu boca y mis manos recorren tus ingles para hacerte estremecer y querer más y más de mí.

Domíname y sé sumido al mismo tiempo. Cógeme con fuerzas, pégate a mí. Ábreme a horcajadas con firmeza y cómeme como el manjar más exquisito que hayas probado nunca, bébeme y después, riégame mientras te derrites sobre mi pecho. Cálame los pezones mientras te pellizco entre mis dientes. Dame la vuelta, derrúmbame, ríndeme, y atraviésame. Explosión en mi garganta y en mis nalgas. Tiras de mi pelo como el jinete a su yegua y te golpeas contra mí mientras acelero el ritmo. Quiero mirarte a los ojos, que te inyectes mis lascivos iris en el cuello, moverme sobre ti y dejarte a punto. No desesperes mientras arqueo mi espalda. Tu dureza como una estaca contra mí, como las olas contra mi puerta y tu espuma invadiendo la cueva de mis secretos.

Tiemblas bajo mis caderas, yo la reina que marca tus gemidos y al fin, torrente por dentro de mí, caliente, a borbotones, que no cesa y se mezcla con mi fuente.
Elixir de la vida,
Grito de la victoria.

Verde.

Ardientes huellas dactilares
recogiendo tus translúcidas saladas;
perlas calmando
al desbocado caballo
que cabalga por tus sienes.

Aire cálido
insuflando vida
en el profundo agujero de tu pecho.
Recoge tus bragas
y las usa de bandera,
te corona reina de los siete mares
y pirata de todos los puertos.

Algo se esboza por tus comisuras,
esperanzas recorren tus mejillas.
Cabeza gacha y estremecida,
se corta las alas y te las pone de abrigo
en la fría noche de tus dudas.
La oscuridad te devuelve el reverso
de tu alma,
más siniestro,
más aterrador,
máscara descubierta a la luz
y unos ojos que no quieren mirar el reflejo.

Escalofríos por tu pelo,
los vuelve ramas que susurran con el viento
nombres de ancestro.
Tus raíces estancadas
en agua podrida,
desarraigo para echar a andar
te tiende sus pasos para guiar el camino sin marcar.

Pisa fuerte.


Y te envuelve en un manto de estrellas,
te alza
y sientes el mundo
inmerso
infinito
inabarcable.
Pero te hace diosa de los dragones
y princesa en las nieves,
guerrera del bosque
y hada de los lagos.
Tus ojos símbolo de Libertad,
sincera libertad llena de fallos y dudas,
tu ombligo, escudo
tus pestañas, armadura.

Exhalas dolor que se escapa como un niño
tras los sueños al despertar.
Lo guarda en un tesoro bajo las olas,
valentía para ir a cogerlo,
aguanta
lucha.

Ceño fruncido como una costura
y puntada de hilo y oro para tus cicatrices,
aguja de comprensión
pasado de dolor.

Como una hoguera en una cueva
y un faro en la tormenta,
tu espuma rellenando los resquicios del rencor.

Hazme polen
hazme rayo
hazme plancton
hazme nube
hazme semilla
hazme para deshacer los nudos de mi vida
hazme
y deshaz
a tu antojo
mientras la congoja resbala por los diques
de tus brazos
y nos devora
como un monstruo de ojos verdes
que se clavan en los tuyos
y me miras
pero ya no me ves.

Y otra vez,
trasparentes gemas por mi rostro,
surcos en mi estómago,
quiebro.

Me deshago.


sábado, 10 de enero de 2015

Pecado.

Admira mi lengua
retorciéndose
mientras mi alma
intentas callar.

Admira mi puño
en alto
o hacia ti
fuerte
pequeño
lindo
no se rendirá jamás.

Admira mi corazón
ardiente
fuego que expulso por mi boca
llamas recorriendo mis venas
que tus manos de hielo
no pueden apagar.

Admira mi espalda
erguida
orgullosa
sin doblegarse
resistente
para soportar todas tus dagas
palabras clavándose
como estacas en la niebla.

Admira mis ojos
desafiantes
sin agachar la mirada
barbilla en alto
y la vida brotando
en cada pestaña.

Admira mis alas
batiendo ante ti
poderosas
cansadas
pero libres
de toda culpa
de toda redención
porque el pecado no fue mío
porque el pecado las liberó.

viernes, 9 de enero de 2015

Mujer.

Lo que mi lengua hable o lama, no es asunto tuyo.
Si mis pechos son grandes o pequeños, descubiertos o tapados, no son para ti.
El largo de mi falda no va acorde a la estrechez de tu mente.
Mis vaqueros o mis mallas nada tienen que decirte.
Si mis ojos pinto o no, no está relacionado con tu forma de verme a mí.
Que me dirija a ti, te sonría o sea amable, es porque soy un ser humano pacífico. Pero me puedo defender y si me atacas, responderé.
No te busco, mi vestimenta o mis gestos no van dirigidos a ti. Son sólo míos, para mí. Mi cuerpo no gira alrededor de tu libido.
Puedo decir que sí y después decir que no. Puedo quererte sólo una noche o para toda la vida.
Tengo voz, aunque os empeñéis en taparla, y gritaré y no soy una histérica por ello.
Puedo ser sumisa, puta o simplemente, yo misma.
Puedo maquillarme, peinarme, ponerme tacones. O hacer justo lo contrario. Todo ello puede formar parte de mí.
No quiero gustarte a ti en concreto, quiero gustarme a mí en general.
No me convences con tus etiquetas.
Nunca jamás tendrás ningún derecho a hacerme nada en contra de mi voluntad.
No eres libre de ofenderme allá por donde vaya, no te permito que me acoses.
Mis tatuajes son míos y nada tienen que ver con mi mente.
Mi culo lo uso para sentarme, gracias, no para que tú lo mires.
Pero si quiero que lo mires, soy perfectamente libre de enseñártelo y hacer lo que quiera.
No soy más débil que tú porque la fortaleza de un ser humano, no se mide.
No tengo que darte pena, no tienes que protegerme. Tienes que crear un mundo en el que no haga falta proteger a nadie.
Soy bella, preciosa, única. Soy cuerpo, alma y mente. Corazón, miedos y dudas. Y no entro en los márgenes de tu estética, en tu limitada visión del mundo. Soy bonita porque me quiero, soy bonita porque amo, soy bonita porque lucho, soy bonita porque soy humana y lloro, río, desespero, me cabreo, me rindo y vuelvo a levantarme. Soy maravillosa porque sonrío ante un mundo que se pudre por dentro y por fuera.
Cada vez que me tocas sin consentimiento, cada vez que te crees que tienes derecho a controlarme, cada vez que me dueles por verme inferior, cada vez por pensar que soy diferente a ti. Cada vez que menosprecias a una mujer, a otra persona o a otro animal, pierdes una parte de ti. Pierdes amor y respeto. Pierdes mi respeto, mi tolerancia y mi paciencia.

https://www.youtube.com/watch?v=6kQZ0nfPTfs&index=11&list=PLD1EFA0D0CE049623

jueves, 8 de enero de 2015

Barbarie en tu cama.

Mi mirada gacha no puede acallar lo que mis poros gritan, mis escondidas manos en gesto de rendición no pueden disimular lo que mi pelo te cuenta, mis piernas encogidas no son capaces de ocultar que tiemblan bajo tu atmósfera. Mis labios húmedos, semiabiertos. Todos mis labios, clamando tu manantial. Exhalo aire cargado de sueños y pesadillas, de súplicas y deseos inconfesables. Y te miro, clavo mis pupilas en ti, recorro tu rostro como un satélite y mis pestañas, como comandantes en la guerra, con un destello furtivo como una flecha en llamas, te marcan la dirección hacia mis ganas.

Ven. Ya sabes lo que tienes que hacer.

Recórreme, no dejes un resquicio de mi piel sin lamer. Tus ojos fijos en mi cuerpo haciéndome estremecer. Juega conmigo, úsame. Ponme como quieras, hazme sentir lo que hacía tiempo que no sentía y después, muérdeme, haz que las palabras callen y las gargantas hablen en rugidos de desesperada pasión. Tapa mis ojos, que no te vea pero te sienta más que nunca, hasta el final, lo más dentro de mí que nadie haya podido llegar. Todo tú como una montaña por la que resbalar y hacerse avalancha, alud de saliva, gemidos, fluidos, arañazos, lenguas entrelazadas. Mi boca desesperada buscando tu centro de gravedad, dueña y capitana de la nave para llevarte a las estrellas, ir al puto cielo y caer como un ángel expulsado hasta del mismo infierno. Derrotado, agotado y pedirte, a mis pies, más, mucho más. Porque yo no tengo límites y me he olvidado ya de la niña que odiaba los lazos en la cabeza. Yo como mujer quiero tus manos en mí, que me aprietes, me agarres como al timón en la marea, que me folles sin miramientos. Joder. Hay que decir las cosas claras. Elixir de la vida empapando nuestras neuronas, nuestros gestos y nuestras miradas, nuestros pensamientos obscenos y nuestras puras almas. Me chorreas y te bebo. Me calas y nos hago barco contra la marea, luna que domine los mares y los vaivenes de las grietas de tu corazón, que se alejan y acercan a mí, con descaro y con recelo, como un perro hambriento en la esquina. Como el pobre loco que no sabe tu nombre pero te ama con su vida, como el joven en flor que no quiere recordarlo.

Y así, otra vez, vuelve a hacernos. Yo sobre ti, como directora en la orquesta, la orquesta de tus gemidos y tus latidos. Obra maestra, conjunción perfecta, choque de astros, estelas de fuego en el horizonte como atardeceres en tus iris. Pide y obtendrás. Clama y sangraré. Grita y te liberaré. Búscame...y te encontraré. El punto justo donde no puedas más, donde supliques clemencia.

Te haré estallar, tus vecinos nos odiarán. Morirás y resucitarás. Una y otra vez.

Hasta que no puedas más.


Dragón.

Me creía mariposa, alas abiertas, pura y cándida. Me creí mecerme por el viento de tus susurros en las oscuras y frías noches, creí guarecerme bajo el manto de estrellas de tus ojos. Pensé que si me plegaba y me hacía pequeña, podrías guardarme entre tus manos para siempre y protegerme, acunarme, cuidarme y hacerme sentir calor. Un calor asfixiante, vaho nublándome la vista, fuego ardiendo en mi interior. Mis brillantes ojos en la oscuridad buscando un resquicio para respirar.

Y me convertí en dragón.

Fui haciéndome cada vez más grande, mis ansias de volar insoportables. La levedad de mi ser encerrada, corriendo por mis vengas como sangre en llamas, quemándome las pesadillas y sucumbiéndome al infierno de una celda. Mi fuego consumiendo los barrotes, ardiendo en mi alma. Mi boca abierta, en súplica, intentando no hacerte daño con lo que rugía en mi garganta.


Tú como hielo de agua estancada. Una daga en mi estómago, clavándome reproches y nostalgias, atravesando mi pecho en dos. Tus palabras en mi nuca, acechándome, hacían mis escamas erizarse como defensa. Pero a tu tacto, se volvían suaves y dóciles, como una niña a la que han regañado por no abrocharse bien los zapatos. Mis garras encogidas suplicando tu comprensión en silencio, mendigas a la puerta de una iglesia. Tu granizo atropellando mis pensamientos y mis deseos, torrentes de agua salada que sólo me dejaban un atisbo de esperanza al final, cuando crees que lo has perdido todo y por fin, das la última bocanada de aire antes de volver a sumergirte.

Y de repente, calma. Fuego y hielo unidos como eternos amantes en el firmamento, como la distancia justa del Sol a la Tierra, como dos cometas tililando en la Vía Láctea. Mis alas plegadas, tu sonrisa esperándome. Danzamos como dos gotas de lluvia que ven por primera vez el cielo, como dos niños jugando a ser etéreos; fuimos el yin y el yan perfecto, opuestos y equilibrados en el ardor por complacer al otro. Y así, en reverencias, mi espalda se fue arqueando hacia ti, hacia tus exigencias; tus palabras de amor me acariciaban la cabeza, consolaban mi dolorido orgullo y las heridas que se iban acumulando como latigazos en mi cerebro. Zas, zas, zas. Tus labios lamiendo mi sangre  que salía a borbotones, deseando escapar de su prisionero cuerpo, avergonzándose de él. Las escamas cayendo, huyendo con los cánticos de los pájaros y mis alas, mis pobres alas, como ángel caído y tú justiciero, precio por ellas y mi cabeza.

Pero el fuego es fuego y el dragón es sólo alma. Y al dragón, no le daña el fuego.
Mi corazón es mi templo y mis llamas me redimen. Me alzan como reina del cielo, doncella de la noche capaz de poner luz en la oscuridad más negra. 
Y surcaré de nuevo las nubes.
Y secaré de nuevo las yemas de tus dedos.
Y sangraré vida a este yermo suelo.
Y seré anacoreta de mí misma, presa sólo de mis miedos.
Y volaré fuerte, tan fuerte que el viento sólo seguirá mis órdenes.
Porque hay fuegos que no pueden apagarse.
Hay almas, que no mueren nunca.
Hay cuevas que son valles y montañas que son planetas. Hay ojos que miran sin ver y oídos que lo sienten todo. 
Donde van a morir los ángeles.
Donde nacen la esperanza y el odio.
Donde duermen el amor y la ira.
Vaya adonde vaya, el Dragón cabalga.

Arderéis en llamas.

No dejes de ser feliz.

¿Cuántas cosas no haces por vergüenza, indecisión o miedo? ¿Quién deseas realmente ser? ¿Está la felicidad en ti o está fuera? ¿El problema es el cristal con el que se mira o el problema es lo que se ve? La plenitud como un estado mental o como una calma ambiental.

Por favor, si meterte el dedo en la nariz te causa placer,¡hazlo! Si te apetece ir con una falda de volantes, las piernas peludas y una peluca en la cabeza, no lo dudes. Si necesitas defender a la mosca que se ha colado en casa y todos quieren matar,¡adelante! Besa tantas bocas como quieras besar, folla o no folles como te dé la gana, ponte a Pimpinela y baila como una loca en el salón con las cortinas descorridas o toca el violín. O tócate un pie. Túmbate en el sofá sin hacer absolutamente nada. Llora o ríe. O las dos cosas a la vez. Si te apetece decirle a una persona lo maravillosa que te parece, díselo. Si te cautivan unos ojos, aunque sólo sea un segundo y sientes una punzada en el pecho, házselo saber. Si te encanta el color verde y quieres que toda tu casa sea verde y que tu piel sea verde y hablar sólo del verde,¿por qué no lo haces? Si lloras con el telediario y con todo el peso del mundo, llora, rabia, patalea. Levántate y actúa. Si quieres lanzar comida por la ventana,¡lánzala! Si te apetece morder una piedra, ¡coge la piedra ya! Si necesitas un abrazo,dalo.  Si te pica la oreja, ráscate. Si defiendes la libertad y la igualdad, defiéndelas. Si te duelen las palabras ajenas, escúpeles la verdad a la cara. Si te hacen daño, hazlo saber. Si tienes un sueño, lucha por él, que nadie nunca jamás ponga en duda tu capacidad para vivir tu sueño, tu sueño es sólo tuyo y de nadie más. Si no te gustan los pies, no te gustan los pies. Si no te gusta alguien, no te gusta y no tienes por qué ser cortés. Si odias el sistema, no participes. Si quieres morder la manzana, híncale el diente. Si quieres envolverte en papel higiénico, sé valiente. Si quieres gritar a las personas que qué cojones están haciendo con sus vidas, ¡grítaselo! Si quieres subirte a la azotea y dormir ahí, ¿a qué esperas? Si no te gusta cómo vives, vive de otra forma. Si te gusta el mar, nada. Si amas a los demás, ámalos con todo tu corazón, todo tu cuerpo, todo tu alma. Si no te apetece peinarte, no te peines. Si no ves una mierda, ponte gafas joder y deja la estética a un lado. Pero si te importa una mierda no ver por la calle, por favor,¡no te las pongas jamás! Si ves a alguien cometiendo una injusticia contra otro ser vivo y te hierve la sangre, no te quedes parado. Si no te gusta el chocolate no tienes por qué probar todas las malditas tartas de chocolate que existen "a ver si alguna te gusta". Pero si quieres probarlas porque nunca se sabe,¡hínchate a tarta! Si quieres usar la talla 200, usa la talla 200. Si te apetece entrar en una tienda cantando, canta. Si quieres ir en bolas, ¡desnúdate! Si te gusta el fuego, quémate. Si necesitas sus labios, no le pidas un beso, ¡bésalo ya! Si no puedes perdonar la ofensa, no la perdones. Si tu vida es tuya y de nadie más, no la regales, cuídala y respétala. Si te apetece comerte un moco, cómetelo. Lleva un calcetín de cada color. Acepta la derrota en el día a día, la tristeza de la pérdida y desahógate. Ama lo insignificante, ama tu cuerpo y tu corazón, fóllate a todas las mentes que puedas.

Por favor, no dejes de ser feliz.

martes, 6 de enero de 2015

Propósitos.

1. Tocar un pie sin poner cara de asco.
2. Hacer ejercicio sin sudar.
3. Casarme con un pimiento de padrón. Que pique.
4. Grabar un disco con lo que canto en la ducha.
5. Conseguir que mi ordenador sobreviva todo el año.
6. Leerme sólo un libro cada vez.
7. Hacer la croqueta y rodar por todos los parques y colinas de Madrid.
8. Ir a una playa nudista. Volver a hacer la croqueta.
9. Comer más croquetas.
10. Inventarme un paracosmos. Pero no como en Criaturas Celestiales. O sí.
11. Ser menos bipolar.
12. Adorar más la bipolaridad.
13. Ponerme bien las zapatillas por las mañanas.
14. Aprender a contar los meses del año.
15. Los disléxicos también somos persianas.

Tic tac

Guardo una mariposa
Entre los dientes,
Bate sus alas suplicando
Y yo su cuerpo de mantequilla
Lastimando.
Quiso refugiarse en mi,
Pobre ilusa,
No vio la boca del lobo
Envolviéndola en oscuridad.

Tengo el corazón
Entre las manos
Chorreando sangre
Débiles latidos
Que me recuerdan
Lo efímero del mañana
Lo esencial de cada segundo.
Mis callos lo arañan
Lo dañan
Malherido, luchando por sobrevivir.


Tengo el alma
Atascada en la garganta
Jugando con mi aliento
Palabras de deseos que se me escapan
De amor que me guardan.

Tengo unas alas en el pecho
Pecho caliente y abierto
Profundo agujero
Y plumas mojadas por mis lágrimas saladas.

Tengo en los ojos
Dos mundos ardiendo
Hielo y fuego
Yo o nadie
Conejo blanco o chistera negra.
Y qué me deparo mañana
Sí siento que el tiempo se me escurre
Entre mis pestañas
Como el arena
Como los "te quiero" apenas susurrados
Como los pétalos arrancados por estúpidas promesas
Como la vida entre las decisiones
Como los suspiros entre las miradas de soslayo
Como los besos no dados y anhelados
Como los abrazos rechazados por viejos rencores
Como las venganzas congelados
Como el grito antes del fusil
Como la calma sin la tormenta
Como las palabras sin actos.

El Tiempo
Halcón viajero
Concepto inventado
Para guardar una realidad desgarradora .

El Tiempo
Atrapa a la vida
La alza lejos de tus dedos,
La ves pasar.

El Tiempo
Pierde al tiempo
Y tú perdiéndote en ti
Por buscarte en otros cuerpos,
Otras mentes,
Otras bocas,
Otras pesadillas.

Como el recorrido de una gota de lluvia
Antes de romperse contra el suelo,
Efímera
Muriendo al sol.
Como la caricia que comienza y termina
Te estremece
Y desaparece.
Como el eje de la tierra
Girando
Y tú inmóvil
Boca abajo,
Deseando caer al cielo
Mente abierta
Espacio infinito.

Y caes, caes, caes.
Y el Tiempo no te recoge,
Frustración abandonada
Ingrávida
Al destino
De que no existe destino
De que no hay nada escrito
Que nosotros construimos el cuento
Sabiendo de antemano el final
Y preferimos leer historias en otras manos,
Otros labios,
Otros inútiles objetos
Mientas vamos muriendo.

Morimos
Y sólo el Tiempo perdura.
Como una dama inmóvil en su trono
Eternos súbditos a sus pies.
Pero calla, aguarda.
Nosotros desesperamos,
¿Qué debemos hacer?


Y el Tiempo pasa.


Mi pequeña.

Que tu apariencia no engañe, mi pequeña flor. Tu carita de ángel, tus chiquitinas manos, tus rizos dorados, tu cintura. Mi diminuta y las más grande de todas ellas. Tus ojos transmiten calma, fuerza, alegría, serenidad. También mucho vivido y mucho dolido, una losa que cargas sobre tu espalda cansada. Injustas situaciones, incomprensible que puedan ocurrir, sin significado, dolorosas. Una putada. Pero de cada piedra has hecho ladrillo, has construido un muro fuerte en el que subirte, llegar al cielo y contemplarlo todo desde arriba, donde el mundo no te asfixia y puedes admirar su belleza. Ves la grandeza en lo pequeño y lo esencial en lo vacuo. Cada detalle de ti es único. Tengo suerte de tenerte en mi vida, de poder aprender de ti y crecer a tu lado. Quiero compartir contigo todo los momentos de mi vida porque contigo, la vida es más bonita. Eres mucho más bonita de lo que quieres aparentar, por dentro y por fuera. Tu corazón es de oro y admiro la mujer en la que te estás convirtiendo, has llegado más lejos de lo que crees y llegarás mucho más. Sé que quieres mucho más, ahora, todo, te esfuerzas y ardes en rabia porque tu voluntad a veces no es suficiente. Sé que también sabes tener paciencia y esperar.
Ojalá pudiera regalarte todo mi aire. Ojalá pudiera robarlo por las esquinas, poco a poco, todo para ti. Puedo estar a tu lado y te prometo que lo estaré, pase lo que pase. Tienes mi mano, mi abrazo, mi casa, mi corazón, mi amistad. Nuestras cabezonerías y nuestras tonterías. Nuestras bromas y nuestras conversaciones profundas. Me quedo con todo, con cada pequeño detalle. 
Sólo quiero que seas feliz, pero se puede ser feliz de muchas formas. Tú eres experta en ello. Tu mente puede volar donde tú quieras que lo haga, nunca nadie podrá arrebatarte eso. Tienes el alma de una leona y leona eres en verdad. Te comes la vida con ganas y seguirás haciéndolo porque tú no puedes vivir de otra manera. Por muy mal que lo pases, por muchos malos momentos que haya, siempre tiras hacia delante y conservas esa energía en tu interior, ese calor en tu pecho.

I'll try to breathe for you.

Respira, Inspira... La vida al món t'espera.

Te quiero, rubia.

No pido tanto.

No pido tanto. Tu cuerpo resbalando deseo sobre el mío, tus manos abarcando mis lunares, mis grietas, mis miedos y mis ganas. Tu boca silenciada por mi lengua, tu bragueta buscando mis caderas. Sólo pido que la noche no acabe nunca, que los amaneceres sólo sean orgasmos explotando en nuestros pechos y entre nuestras piernas. Montarnos en un cohete que nos lleve hasta la luna, las estrellas mirándonos desnudos y muertas de envidia. Nuestros gemidos escuchándose por todo el universo, retumbando contra el eco vacío del tiempo finito de esta vida que se nos acaba. Pero este momento, es único. Mi ombligo chorreando intensión inconclusa, mi saliva como elixir en tu pecho, en tu cuello. En todas partes.

Golpea tu cuerpo contra el mío,aprietas tu cintura entre mis piernas. Me elevas, juegas con mis pechos.Mi pelo a tu antojo y me dejo llevar. Llevar a ti, a tu piel, a tu olor, a tu voz,  a tus ojos brillantes en la oscuridad pidiéndome más. Sobran las palabras, la ropa, las promesas. Tenemos el pacto íntimo que sólo se consigue haciendo el amor con las bocas, los dedos. Muerdes mis deseos y los haces explotar.

Has cogido todos mis sueños ocultos y los has iluminado.

lunes, 5 de enero de 2015

Desnuda.

He ido con la verdad por delante
la blusa desabrochada
encajando las balas y los puñales.
También he mentido,
me he ocultado en la noche
y he bebido suspiros de redención.

He odiado con la sangre
chorreándome los colmillos
mirada furibunda en tu nuca
mis manos queriendo partirte en dos.

He amado con los ojos brillantes,
el alma extasiada y las manos llenas
jadeando besos y regalando secretos.
He follado con el manto de las estrellas
y la suciedad de tu lengua en mi ombligo,
enamorada y sin estarlo,
tan puta y tan santa
como cualquier humano.

He gritado revoluciones inconclusas
a oídos sordos y conciencias tapiadas,
he soñado un mundo nuevo
y me ha destruido el corazón.

He sonreído ante las desgracias
y he quebrado la voz ante las injusticias.
He pulido mis palabras
y te las he escupido a la cara,
a la mirada,
para que vieras más allá de tus pies
y yo de mis ganas
de ser tan pura como el fuego
tan destructora como el agua.

He sido compañera y amante,
mujer y niña
animal sin compañía
y alma gemela.

Y seré lo que me dé la gana.

Tierra de Nadie.

Tierra con las venas descubiertas, chorreando carmín muerte a sus hijos que la reciben con la boca abierta, abierta en grito de desesperación, bebiendo su desdicha y su condena: la maldición de matar a una madre y volver a por más.
Voces silenciadas, savia impregnando el yermo y herido suelo de nuestras conciencias; cantos quebrados de pájaros mutilados, sus ojos huecos y un nido roto en su corazón.
El agua brava intentando abrirse paso, recuperar lo que es suyo, con su negra mancha sobre el lomo afixiándose, buscando romper los diques y purificarse.
El sol quemando tu piel, como un hierro marcándote. Aire sucio y podrido te cala por dentro, como un amante que te daña pero necesitas para vivir.
Cascadas que lloran, bosques demasiado viejos que han aprendido lo suficiente de nuestros errores. Pero nosotros no escuchamos, somos como truenos haciendo estremecer las esporas de los helechos. Las lombrices se esconden a nuestro paso, nuestro hogar nos odia. Explotamos, cortamos, asesinamos, arrasamos y luego, nos quejamos. Y mejor olvidarnos, comprar cosas vacuas y refugiarnos en nuestras colmenas como abejas asustadas y mutiladas. Robamos y nos vuelven a robar. Nos hemos inventado una nueva cadena trófica con la que justificar todos nuestros crímenes.
Pero no tenemos perdón.
Fotografía de A.G.F.

jueves, 1 de enero de 2015

El universo en ti.

He descubierto
una nueva estrella
gravedad bestial
en el lóbulo de tu oreja.

Un mundo nuevo en tu cuello
más allá de las Américas
un océano en tu boca
profundo
tu cuerdas vocales como lianas
y colgarme de ellas
y viajar
más allá.

Un agujero negro en tu pupila
o agujero de gusano
y me traslada
a un paracosmos perfecto
nuestro
a nuestras medidas
a las medidas de nuestros latidos
a las medidas de nuestros gemidos.

Resquicios
centímetros de tu piel
moléculas de tu olor
jungla salvaje
para perderme
y encontrarme
en tu ombligo.

Una sonrisa
que es estrella fugaz
llena de deseos que se hacen realidad
deseos de ti.

Una obra de arte en tu pecho
cama firme
suave
protección
y un futuro entre tus brazos.

Límite.

Tus manos frías como un pájaro herido
posándonse sobre mi vientre, al calor de mi ombligo.
Tus dedos reptando por la línea de la vida
colmando mis piernas de expectativas.
Tu lengua dibujándome constelaciones entre mis lunares,
saliva y espuma.
Bate tus alas, dame aire, libérate.
Te recojo en mi regazo,
tu mejilla salada sobre mi pecho,
ojos cerrados y alma herida.
Frágil y sublime.

Tu espalda sobre la mía,
mi nuca a tu aliento
no te veo,
te siento.

Me inquietan tus palabras en calma,
tus ojos siempre expectantes
brillantes ante detalles que nadie más percibe.
Intentas explicarte,
tu voz se quiebra
y se te olvida que yo estaba escuchándote
ensimismado en ti mismo,
pero entre mis piernas.

Como si la vida pesase veinte suspiros
y sólo quisieras compartirlo conmigo;
demasiado complicado,
eres demasiado complicado
y juntos hacemos una bonita maraña de delirios
sueños
orgasmos
pérdidas.

Acurrúcate y déjate llevar.
Mírame y no pienses.
Siente,
siente más.
Mucho más.
Dónde está tu límite
y llevarte hasta él.

Infinito.

Ave fénix.

Tatúame tus desesperadas promesas
en mi espalda
con tus uñas.
Sella el pacto
de que no haya reglas
con un gemido al oído.
Rebosas lágrimas y sinceridad,
me dices lo primero que piensas,
hazme todo lo que quieras.

Pero hazlo, no me lo cuentes.
házmelo,
aquí y ahora.

Y vuela,
vete,
no soy candado.

Tranquilo, no hables, no hace falta:
tengo tus mordiscos clavados en mi garganta.
Tu sombra se queda conmigo,
tus dedos jugando dentro de mí,
tu sudor atravesado en mi piel,
el agua de tus ojos
el fuego de tu boca.

Me quemas.
Me sacias.
No, jamás,
no me saciaré de ti.
De tus dudas,
tus palabras malsonantes,
tus impulsos,
tus "fóllame con ganas",
tus intentos por controlarte,
tu vida haciendo y deshaciendo a tu antojo.
Y haciéndome entre tus huellas,
deshaciéndome entre tus labios.

Bébeme.

Me faltan manos
para todo lo que quiero arañarte.
Se me va la voz,
se me nubla la mirada.
Eres fuego y quemas.
Eres hielo y calmas.

Vuelve a decirme "quédate"
y esta vez seré yo quien se marche:
los pájaros no están hechos para jaulas.

Tú, ave fénix, al fuego entre mis piernas
te haces cenizas
te derramas
y renaces
gritas
último suspiro...


y vuelas.

How do we get out of this labirynth?

Un tornillo en la sien. Otra vuelta de tuerca, aprieta.
¿Dónde está tu límite?

[Where is my mind?]

Unos hombros para sostener tantos recuerdos, tantos miedos. ¿No sientes que vas a explotar? Temo el día en que todo haga "clic", ese último beso que lo tire todo por la borda, una despedida más que mis ojos no quieran guardar.
Demasiada memoria, demasiada sensibilidad. La locura a tu lado, cauta, acechándote, vigilante.
¿Cómo sabrás si eres lo suficientemente fuerte como para aguantar? ¿Acaso no has sucumbido ya?

La maldición de pensar, de tener un lenguaje finito, sentimientos que rebasan las palabras.
Ganas, te inundan.
¿De qué?

Crear. Incesantemente, hacer surgir algo nuevo de tu interior, que la realidad no te marque límites, que en tu cuerpo se desdibujen los márgenes. Sobreinclusión.
¿Y cómo saber lo que importa?

Delirar, con tu boca junto a la mía, tu cuerpo sobre mi vientre, manos en mis caderas. Amante, mi amante la demencia.

Envidias a los simples, a los conformistas. Y te dan tanta pena. Cómo vivir sin subirse a la noria, cómo no ver lo que las abejas se cuentan, cómo no sentir el húmedo musgo en los pies, cómo no ser el azul del cielo.
Hacia abajo, miran hacia abajo.
Yo miro hacia arriba. A mi mente. Rota, descosida. Tan llena. Cuarteada por el tiempo, amada y odiada.

Que todo deje de girar, apagar el cerebro.
Ese conflicto incesante de no querer ser como nadie y sentirse como todos.
El País de las Maravillas es lo que siento más real de todo este teatro. Sí señor, la vida es un teatro y siempre cae el telón.
¿Y qué papel tengo yo? No me tapéis los ojos, dejadme ver más allá de mis pies.

Citogénesis explosiva, ideas que luchan y chocan como asteroides, destellos de fuego que hacen tus ojos centellear. Chispas en tu corazón, nieve y calor en tu pecho. Copos. Brasas.

Lo he vuelto a hacer, he vuelto a perderme en mí.
¿Qué camino quieres escoger?
¿Dónde está tu hogar, Dorothy?
Eres el espantapájaros que ama lo que no puede tener.

Las conversaciones normales te cansan y abruman.
¿Dónde están los excepcionales? ¿Dónde queda el arrullo de las entrañas? Ese aleteo en el estómago, esa ardiente sensación entre las piernas.

Un monstruo detrás.
NO.
Dentro de mí.
¿Monstruo?

Doscientasmil partes de ti. Tú en mil luces y una gran oscuridad. ¿Y si te dejas caer por el agujero negro del conejo blanco? ¿Podrías volver? ¿Querrías hacerlo? ¿Descansarías al fin?

Mi Locura, mi Golliat.

Del laberinto sólo se sale al final.