Hay gente que hace poesía
a pecho descubierto,
a manos vacías
y alma llena.
Corren tras los sentimientos
con la lengua fuera
como un perro mendigando amor.
Y llegan a la meta
con la sonrisa llena
de esperanzas
y ganas de limpiarse el sudor de la frente
con tus bragas
y un tercio de cerveza.
Lamen todas nuestras heridas,
reabren cicatrices
y limpian deshechos.
Se te clavan
y te curan al mismo tiempo.
Se te posan en las pestañas
como dientes de león repletos de deseos,
sueños soplados al viento por bocas jóvenes,
ingenuas,
bocas que besan
y callan.
Hay gente que hace poesía
como quien te hace el amor,
desnudándote despacio
y amándote rápido,
dejándose llevar por el momento
y sin llamarte a la mañana siguiente.
Te arañan con las uñas llenas de utopías,
te aman en pijama y despeinada,
con anhelos en tus legañas
y con roña en el corazón.
Hay gente que hace poesía
y te devuelve las ganas de vivir
o de morir un poco,
en un mundo donde la libertad se vende
en paquetes brillantes
y la amistad se mide en caladas.
Hay gente que hace poesía,
yo no sé qué coño hago
intentando sobrevivir
entre palabras,
suspiros,
acordes,
horas de lucha y paciencia.
Yo no sé qué coño hago,
pero no es poesía.