viernes, 16 de enero de 2015

Quién.

Quién fuera Julio Verne
e ir al centro de tu ombligo,
colgar de tu pelo de lianas,
saltar por la cascada de tus labios
y escalar por tus lánguidas pestañas.

Quién fuera trovador
y contarte historias sin rendición
ni redención para el traidor a mi libertad,
de corazones a los pies de un acorde de sol
o de polillas que cabalgan sobre mi lomo,
luces que secuestran los iris
y manos que recogen el lodo que deja el amor.

Quién fuera capitán
y adentrarme en todas tus tormentas
lucharte con versos,
ganarnos a golpes de sal y pasión
como Nemo adentrado en tu vientre
buscando hasta los abismos de la sinrazón,
las ballenas de tus dudas dándome la espalda
y echar el ancla en alguna voz que te cuente.

Quién ladrón de cuarenta,
usurpar el trono de tu pecho que ocupa la locura
expropiar tus manos del ardor
de que la vida es breve y se acaba,
los charcos de tus salientes
el ácido de tus esquinas sabor tequila,
sal y limón sobre la herida,
y tu perfil en fuga y captura.

Quién fuera Silvio,
hacernos canción
guardarte como lírica y guitarra
en eses escondidas entre las ganas
que aprieto con los dientes.

Quién fuera
para ti, mi yo;
para mí, entera tú;
bastarnos y cansarnos
y volvernos a necesitar
para batir las alas
impulsar el vuelo
echar a correr
y nunca mirar atrás.


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