miércoles, 30 de diciembre de 2015

Capital.

El pecado
latiente en tus sienes
y en tus labios
(todos)
acechando como un animal herido
enredado en la telaraña de tu deseo
consumiéndote como el fuego a la vela

tic
tac

ZAS

te atrapa
entre sus dientes
sus calientes manos

y tú ni puedes
ni quieres
resistirte más.

Permanece.

Te instalas
en mi taquicárdica alma
en el tembleque de mis piernas
en la humedad entre ellas.

Un taladro en las sienes
o un golpe seco en el pecho
y exhalar,
exhalar en un gemido
todo lo que callo
y mis ojos delatan.

Espalda quebrada
CRACK
y me deshago ante ti
para dejarme hacer todo lo que tú quieras.

Tu ausencia resbala por mis mejillas
y mis ganas bajan hasta mis tobillos.

Mi vello te llama
mis uñas te faltan
y mis ojos no te ven
entre tanta agua salada
de pena y nostalgia,
de culpa,
pecado inocente
que arrasa mi estómago
por contener
una llamada ahogada
que no entiende de palabras.

Me desarropas los sueños
y mi aliento congelado
reclama tu calor,
tus huellas dactilares
escribiendo el pasado
por mis caderas.

Porque el futuro
ya no nos espera.