martes, 13 de marzo de 2012

Querido Nadie

Mi cuerpo desnudo tiembla compulsivamente bajo la ducha. Mis poros se dilatan por el vapor del calor del baño, pero mi interior está frío, congelado. Noto el sabor dulce del agua que se entremezcla con el salado de mis lágrimas. Toda yo estoy empadada,vulnerable,inmovilizada. Mis ojos están nublados y apenas puedo respirar,pero no me importa porque quizás necesite eso, un momento en el que deje de existir, en el que no esté en este mundo ni en esta situación. Y mírame, aquí con los labios azules y sin hacer nada, con la mente bloqueada.
De pronto,saco la cabeza  y siento el pelo pegado a mi cuero cabelludo,mojado y pesado. Consigo moverme y echármelo hacia atrás. Eso me hace sentir un poco más real y con capacidad de decisión; qué tontería,algo tan nimio y simple y no nos damos cuenta de todo lo que puede llegar a conllevar realizar un torpe movimiento de brazos.  Pero ayuda a mi cerebro a despertarse y comienzo a reaccionar: cierro el grifo. Pero sigue goteando. Al principio, tan sólo parece un leve murmullo,apenas perceptible: nadie repararía en él,en su fallo. Pero sin embargo, ahí está, incansable, segundo tras segundo "tap, tap, tap..."
Me salgo de la ducha y me envuelvo con la toalla y me quedo mirando las gotas caer. Tap. Tap. Tap.
¿Será así? ¿Tu corazón latirá así? Al principio casi sin poder oírlo, pero real, imparable....hasta que forme un gran río de vida que nada pueda detener. Tap. Tap. Tap.
Me abrazo con fuerza mientras me dejo resbalar hacia el suelo.... al menos sé que no estoy sola porque a partir de ahora, tú siempre estarás ahí.

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