martes, 2 de abril de 2013

Recuerda quién eres.

Abro los ojos lentamente, a pesar de que no hay luz que pueda cegarme; pero sí la realidad, la realidad de que vuelvo a estar aquí, en esta cama de tersas sábanas blancas, reclinable, con ese particular olor a desinfectante, a estéril, con la aguja debajo de mi piel. Sin embargo, ya no lo siento como un lugar extraño, sino en parte como "mi hogar". Cuánto pueden cambiar nuestras percepciones, nuestros sentimientos, en función de las personas que tengamos alrededor, de cómo nos traten y cómo los tratemos nosotros a ellos. Sí, claro que hay momentos en los que me canso, en los que la rabia inunda mi almohada y la desesperación mi alma; si no fuera así, no sería humana.
Pero entonces, paro. La vida va muy deprisa, el mundo no espera a nadie, pero no por eso hemos de dejarnos a nosotros mismos detrás. Es necesario frenar, observarse a uno mismo, respirar, volver a sentir, a sentirte pleno con todos tus recuerdos, músculos y deseos. La Esperanza más importante, más vital, se nutre de nuestro interior, nace de nosotros mismos. Entonces me miro, físicamente. Primero, los pies: cuánto habéis caminado ya y cuánto os queda por delante, a no ser que decidáis no dar un paso más; ¿es eso lo que queréis?, lo dudo mucho, los pies estáis hecho para andar, para correr, para sostener la vida entera si es necesario. Mirad hacia atrás, preciosos míos, ¿veis todas esas huellas en el sendero? ¿cuántas direcciones habéis tomado ya? Prometo guiaros como mejor pueda y sepa, sé que yo puedo confiar en vosotros. Después, las manos: chiquitinas, ¿cuántas caricias habéis dado? ¿cuántas más os gustaría dar? Tenéis un poder maravilloso, podéis recorrer el cuerpo y el rostro de las personas que más amáis, podéis escribir, crear arte, innovar, trepar... Vamos, vosotras no estáis hechas para rendiros. Sabéis aferraros con fuerza, incluso en los primeros momentos de vuestra existencia, estabais preparadas para no caer. Y ahí, sujetándoos, están los brazos: cuántos cuerpos habéis estrujado, ¿cuánto mundo queréis abarcar? Sé que a veces pensáis que sois demasiado cortos y que nada podéis alcanzar, atrapar. Os equivocáis: vuestro tamaño nada tiene que ver con vuestro poder; vuestra capacidad reside en el sueño que quieran cumplir, la meta a la que llegar. Yo os ayudaré a llegar a ello siempre, no os alarméis cuando os sintáis diminutos, como ahora. ¿Y cómo soy capaz de todo ello? Porque tengo ojos, unos ojos que han visto personas maravillosas, paisajes de ciencia ficción, milagros, sonrisas, felicidad. Unos ojos que me permiten echar la vista hacia atrás, percatarme de cuánto he avanzado y el el horizonte que queda por recorrer. Y unos ojos que encuentran su boca, sus labios, y me recuerdan a los míos, y que puedo besar los suyos y seguir dándole mordiscos a la vida, saboreándola en miles de facetas.

Sí, hoy descanso, hoy hago una pequeña pausa. A veces, es necesario; ello no significa que me haya rendido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario