sábado, 7 de abril de 2012

Son sólo veinte años

Admiro realmente a las personas mayores. Lo cierto es que luego me comporto como una cobarde y huyo de su lado y me inspiran un sentimiento de pena de lo más avergonzante por pensar que su fin esté cerca. Pero desde mi egoísmo, las admiro; admiro su sabiduría, su saber estar, cómo la experiencia les ha curtido. Y yo me pregunto entonces si con veinte años puede estar entonces mi cabeza tan plagada de miedos y preguntas, de divagaciones y recuerdos; entonces me pregunto cómo eran ellos a mi edad y si todos hemos pasado por lo mismo; entonces yo me digo que no soy en absoluto especial, que es pura ontogenia. Es en ese momento cuando llega la pregunta más importante: ¿y si jamás llegara a ese punto de mi existencia? No es pesimismo en absoluto, la verdad es que veo todo de color de rosa y con esperanza y creo en los sueños...pero hay circunstancias que te hacen planteártelo. Y en ese caso, si así fuera a ser... ¿tendría miedo en ese momento? Quiero pensar que estaría tranquila y que aprovecharía cada segundo. Querría hacerlo así, de verdad.
Espero algún día mirar en retrospectiva y decirme a mí misma: Ais, bendita juventud.

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